En justicia, la composición de estos materiales, indispensables para el análisis lingüístico, hubiera sido imposible sin el esfuerzo de tantos autores como han explorado y registrado las hablas y dialectos continentales, investigadores con los que hemos contraído una inmensa deuda de gratitud.
La naturaleza y atributos de la lengua amaziq no guardan mucha relación con la identidad y cualidades de las romances, motivo por el cual conviene observar las recomendaciones de lectura que se exponen a continuación para reducir en lo posible las dificultades.
Primera línea de registro. El lexema o raíz consonántica, que adopta el aspecto «C·C·C», constituye el lema de cada artículo. Marca así mismo la entrada de atribuciones semánticas independientes. Esto permite observar cómo algunos radicales aparecen en semantemas diferentes pero que, en algunos dialectos, comparten significados relativamente próximos. En todo caso, la repetición de raíces indica que sus formas derivadas pertenecen a familias de palabras diversas. Su clasificación adopta el orden alfabético latino con ciertas modificaciones, debidas a la inclusión de grafemas propios de la lengua amaziq, conforme al sistema de notación descrito al comienzo de este diccionario.
Segunda línea de registro. Debajo del lema, se hallan las acepciones principales de cada forma concreta derivada de la raíz en cuestión. De esta manera, las familias de palabras y su desplazamiento semántico quedan recogidas con mayor claridad. Es preciso agregar que los verbos, aunque se expresan en aoristo, son traducidos por el infinitivo. En realidad, este sentido encaja mejor para los nombres verbales (= ‘el hecho de + infinitivo’). Sin embargo, esta licencia, que siguen todos los diccionarios modernos, toma ese imperativo simple (o aoristo) por ser la forma verbal más sencilla (desprovista de cualquier morfema), la cual adopta el valor que le confiere el contexto.
Tercera línea de registro. Junto a la adscripción dialectal pertinente, se recogen todas las variantes diatópicas conocidas para cada acepción del lexema. Con el objeto de evitar incómodas repeticiones, la principal definición gramatical del conjunto se anota al final, tras dos barras verticales (p. ej.: || vb. ac.).
Dentro de cada asiento, en primer lugar se citan los verbos, siempre en aoristo (o imperativo simple) y junto a los aspectos y derivaciones que demande la comparación (p. ej.: (WE, Y) əhəl, aor.; năhăl, r.; sənnəhəl, (Y) sənnəl, caus. r.). A continuación, figuran los nombres verbales y otras formas substantivas o adjetivas, con mención del número y, en su caso, de las variantes de género. También, cuando el vocablo sufre alguna alteración en el prefijo de estado, el índice de anexión se coloca entre paréntesis al final de la voz correspondiente (p. ej.: (Kb, Teg) amɣar (u), pl. imɣarən, m.; tamɣart (tə), pl. timɣarin (tə), f. || adj.).